Érase una vez un hotel cuyas habitaciones estaban diseminadas por la ciudad de Linz, en Austria. Una suite se sitúa en una galería de arte, otra en un barco en el Danubio, una tercera en un antiguo estudio de fotografía... Así, hasta seis.
El Hotel Pixel es a la hostelería clásica lo que la tortilla de patatas deconstruida es a la gastronomía tradicional. Si Ferrán Adrià revolucionó la cocina separando elementos que parecían indisolubles para proporcionar nuevas experiencias, un grupo de jóvenes arquitectos e ingenieros austriacos triunfa en Linz con el Hotel Pixel, un hotel deconstruido, cuyas habitaciones están diseminadas por la ciudad para permitir que el huésped sienta la experiencia no sólo de visitarla sino de vivirla.
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