Día de la Patria en el techo del mundo. Llegaron a la cima después de una extenuante travesía a temperaturas bajo cero. Anoche partían rumbo al Nuptse para completar por primera vez la escalada a los tres picos de la “Herradura del Khumbu”.
Toleraron vientos de hasta 160 kilómetros por hora, avalanchas y temperaturas de 35 grados bajo cero. En la recta final, esperaron pacientes varios días a que las condiciones climáticas abrieran una ventana. Ayer, finalmente, el clima eligió el Día de la Patria para que una expedición enteramente argentina –y de la que en principio participó el actor Facundo Arana– coronara el Everest, el techo del mundo. Hoy, después de casi dos meses en Nepal, 54 días de ascenso y una minuciosa aclimatación, el equipo de andinistas planeaba hacer cumbre en el último cerro que les falta para conquistar los tres gigantes de la Herradura del Khumbu, en la inmensidad del Himalaya.
La expedición llegó unida hasta el Campo 4, a 8.000 metros de altura. Allí, y para cumplir con el objetivo de conquistar los tres picos en la misma expedición, se dividieron en dos equipos liderados por los hermanos Benegas, mellizos y escaladores de primer nivel internacional. El “Equipo Everest” estuvo comandado por Willi Benegas, que ya había logrado conquistar ese pico 11 veces. “Es un grupo que, a pesar de todas las adversidades que se han presentado, supo unirse para lograr una pequeña Argentina en las alturas del Himalaya”, dijo el guía. Esta vez Willi iba por la revancha: el año pasado debió abandonar la expedición tras sufrir una lesión en los ojos.
Inicialmente, de ese grupo formó parte el actor Facundo Arana, que participó de la expedición para llevar “hasta lo imposible” la bandera “Donar sangre salva vidas”. Pero el ascenso requiere tanta capacidad técnica y física que, en abril, el actor sufrió un edema pulmonar y cerebral y tuvo que abandonarlos. Sus compañeros, Fernando Grajales, Pablo Betancourt y Hernán Carracedo, todos andinistas experimentados, tomaron la posta y llevaron la bandera hasta el cielo, a 8.848 metros de altura. Fernando Rodríguez de Hoz, otro de los montañistas del equipo, estuvo a un paso de llegar a la cumbre pero 40 minutos antes de lograrlo sufrió un congelamiento de córneas y, con la ayuda de sherpas –pobladores experimentados del Himalaya–, logró regresar al campamento. “Fueron 12 horas de caminata hasta hacer cumbre, por momentos con temperaturas de 35 grados bajo cero. Subieron de noche, con linternas en los cascos, para evitar las avalanchas que suelen producirse de día, cuando no hace tanto frío”, contó ayer a Clarín Natalia Sosa, esposa del mendocino Pablo Betancourt.
Pablo –que llegó siete veces a la cima del Aconcagua– es fotógrafo y camarógrafo y era el encargado de filmar el ascenso de Arana para un documental. Por eso, y pese a que tres cámaras se congelaron, le enviaron un video casero: ellos junto a la bandera solidaria en la cima. “Mi misión se cumplió por duplicado”, dijo ayer el actor a Clarín . “Que en esas condiciones ellos me dijeran ‘te vamos a llevar la bandera’ cuando yo tuve que abandonar, es como decirle a alguien ‘te llevo el auto a Mar del Plata y me vuelvo caminando”.
Casi ocho horas después de llegar al Everest, el otro equipo, al mando de Damián Benegas, llegó a la cima del Lhotse, la cuarta cumbre más alta del mundo. Con él subieron Tomás Ceppi y Luciano Badino. Ambos son guías de montaña y todos subieron sin tubos de oxígeno, pero la hazaña de Tomás tiene un valor agregado. Hace solamente un año fue operado de un cáncer de tiroides por lo que el equipo –que escaló 8.515 metros– también cumplió con su misión: desplegar la bandera de la Asociación de pacientes con cáncer de tiroides, concientizar al mundo y darle una mirada esperanzadora a la palabra cáncer.
“La previa estuvo cargada de sensaciones. El clima estaba ideal, sol radiante y la temperatura perfecta, aunque por momentos llegamos a tener adentro de las carpas 58 grados bajo cero”, relató Benegas. Por las condiciones climáticas, apenas lograron pasar en la cumbre un puñado de minutos.
No era la primera vez que lo intentaban. El año pasado, mientras estaban descendiendo del Everest para atacar el Lhotse, los hermanos Benegas se toparon con tres miembros de una expedición española que se habían caído y sufrido múltiples fracturas, por lo que abandonaron la expedición para ayudarlos. Justamente los embotellamientos que causa la industria de las expediciones comerciales y los problemas de salud a los que se enfrentan los escaladores inexpertos son motivo de polémica (ver “Embotellamientos...” ).
El mate fue, esta vez, el elemento de unión de la expedición. Parte de la preparación psicológica en el campamento base fue darse el gusto de comer salamines, quesos y picadas. Después, en los campamentos de altura comieron alimentos disecados que hidrataron con agua caliente. “De todos nuestros alimentos, el 10% es comida emocional y psicológica. Como gran parte de nuestra dieta tiene poco sabor, comer un jamón, un salame o tomar un buen mate, además de aportarnos energía y nutrientes, nos ayudan muchísimo a estar contentos y bien de ánimo para subir la montaña”, contaron los hermanos.
Hoy Damián Benegas –y quien esté en condiciones de acompañarlo– será el encargado de la etapa final. Si el clima colabora, coronará la cima del Nuptse, a 7.864 metros de altura, un cerro al que sólo ocho personas lograron subir. Si lo hacen, el equipo argentino logrará el hito que se propuso.
(De: Clarín)
No hay comentarios:
Publicar un comentario